
En 1981, a unas decenas de kilómetros de Lima, la capital de Perú, hallaron unas momias con la piel cubierta de lo que parecían tatuajes. Datadas mediante radiocarbono entre 1222 y 1282 (en pleno periodo preincaico), pertenecían a la cultura Chincay, que floreció en esta zona entre la costa y los Andes peruanos. Ahora, una nueva técnica de iluminación por láser ha desvelado los secretos que escondían bajo la piel. La luz les ha permitido recuperar todo el color, formas y técnicas usadas para pigmentar el tejido humano. Los autores del trabajo, publicado en la revista científica PNAS, no están seguros de su función o significado, pero parecen que no estaban reservados para miembros destacados de la comunidad.