Sin demasiado revuelo informativo, ha llegado la noticia de una reanudación de relaciones cordiales entre los respectivos ministerios o secretarías de Cultura de México y España en el contexto de una FIL institucionalmente un poco decaída, con el firme boicot histórico del presidente de México por considerarla demasiado burguesa. Es mala noticia de por sí que una feria tan potente y masiva como la de Guadalajara tenga que resentirse de los choques políticos entre Estados sin relación alguna con los libros, ni la cultura humanística, ni el exilio, ni la literatura de allí y de aquí. Haber dejado que llegue a la FIL, aunque sea atenuado, el choque de orgullos patrióticos enquistados es un grave error tanto del expresidente Andrés Manuel López Obrador como del rey de España, o de quien le aconsejase equivocadamente callar ante una carta básicamente respetuosa, como lo fue la enviada por López Obrador… en 2019.