
Las mangueras no dan abasto. La ciudad de Los Ángeles vive los peores incendios de su historia, que ya arrasan más de 160 kilómetros cuadrados y se han cobrado, por el momento, 24 vidas. De ahí que California haya desplegado a más de 8.000 bomberos venidos de todo el Estado, así como de muchos otros (Colorado, Oregón, Idaho, Utah, Arizona…). Pero a esos se les suma otro cuerpo: unos 900 presos participan en tareas de extinción. La población reclusa que ayuda en las labores de extinción trabaja en turnos de 24 horas (con descansos de otras 24) y cobra 27 dólares por jornada. El salario está lejos de los 85.000 dólares anuales que gana, como mínimo, un bombero angelino, aunque tiene otros beneficios, como en sus condenas.