Donald Trump no era el candidato favorito de Europa. Tampoco el del Banco Central Europeo. Su retórica proteccionista choca con el multilateralismo comunitario, más abierto a la firma de tratados de libre comercio. No hizo falta decirlo durante la campaña electoral por si Trump ganaba y le cobraba luego la deuda a sus críticos. Pero ahora, una vez consumado el peor escenario, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, sí ha optado por un ejercicio de pragmatismo en público: en una entrevista con el Financial Times llama a los líderes europeos a frenar la guerra comercial mediante la negociación, pactando con Trump la compra de ciertos productos estadounidenses, como gas natural licuado y equipamiento militar. “Es un escenario mejor que el de una estrategia pura de represalia, que puede llevar a un proceso de ojo por ojo donde nadie sale ganando realmente”, advirtió.