Del pasado 29 de septiembre al 25 de noviembre, la Tierra tuvo una nueva y pequeña luna, aunque solo de forma temporal. Esta roca de unos 11 metros, bautizada como 2024 PT5, en realidad orbita alrededor del Sol, pero al acercarse a nosotros quedó transitoriamente atrapada por la gravedad terrestre, describiendo un lazo en torno a la Tierra antes de quedar libre y continuar su camino por el espacio. Las observaciones de los astrónomos confirman ahora que su origen es mucho más cercano de lo que cabría pensar: es un antiguo fragmento de nuestra vieja Luna. Y dado que esta, a su vez, fue originalmente un trozo desprendido de la Tierra, resulta que 2024 PT5 no ha hecho sino volver a casa; no por Navidad, pero casi.