Un mes después de la tragedia colectiva de la barrancà del 29 de octubre, la sociedad valenciana continúa aguantándole el pulso al president Mazón con una nueva manifestación multitudinaria, más reposada pero con las convicciones de todo un pueblo intactas. Tras las dimisiones de las conselleres Nuria Montes y Salomé Pradas o el posible cese del secretario autonómico de Emergencias Emilio Argüeso y una militarización del Consell sin precedentes, Mazón aguanta en el cargo sostenido únicamente por sus socios de Vox. Y lo hace con un apoyo cada vez más menguante, cuestionado por su propio partido. Cambiando su versión cada día y encontrando su principal escudo en cierta prensa proclive, que se halla inmersa en una batalla cultural titánica que tiene por objeto dar un giro al relato e intentar convencernos de que “todos los políticos son iguales”.