Según un informe de ONU Hábitat, Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos que promueve ciudades y pueblos social y ecológicamente sostenibles, los espacios arbolados son un elemento indispensable en los entornos urbanos. Entre sus beneficios destaca la mejora de la calidad del aire, ya que un árbol maduro puede absorber hasta 150 kilogramos de gases contaminantes por año. Además, su ubicación alrededor de los edificios enfría el aire entre 2 y 8 grados centígrados. Pasear entre ellos mejora la tensión arterial y el estrés. Los árboles previenen también inundaciones y reducen el riesgo de desastres naturales, aumentan el valor de las propiedades cercanas y atraen el turismo… En palabras del citado organismo internacional, “una ciudad con una infraestructura verde bien planificada y bien administrada se vuelve más sostenible, mejora la calidad de vida, se adapta mejor al cambio climático, reduce el riesgo de desastres y conserva los ecosistemas”.
Radiografía de las necesidades de la ciudad actual
A través del análisis de las candidaturas de la primera convocatoria de los Espacios Healthy Cities, Sanitas ha obtenido una radiografía de las principales demandas de las ciudades españolas en cuestión medioambiental. El aprendizaje obtenido parte de una base común: somos seres en busca de sociabilidad, de ahí que las ciudades exijan espacios verdes como punto de encuentro y ocio y para fomentar la salud física y mental de los vecinos.
Para ello se necesitan acciones. Por ejemplo, recuperar zonas verdes arrasadas por fenómenos naturales, reparando los estragos del cambio climático. También vertebrar los espacios urbanos rehabilitando zonas abandonadas y degradadas que revitalicen barrios vulnerables y permitan la conexión con el centro de las ciudades. Otra posibilidad es la de utilizar las zonas verdes como lugares de aprendizaje, de manera que funcionen como aulas abiertas para escolares o para aprender a valorar la biodiversidad. En este sentido, la adaptación es la herramienta que, según Sanitas, evitará los efectos más perjudiciales del cambio climático. Para ello es necesario seleccionar especies resistentes a las nuevas condiciones ambientales y crear refugios climáticos. Por último ,el análisis de Sanitas ha desvelado diferencias entre el norte y el sur: en el norte es necesario reforzar zonas verdes mientras que el sur demanda más espacios verdes o combatir los efectos del cambio climático.