La exposición que la galería Theospacio preparaba sobre su obra le retuvo en Madrid un tiempo, y fue así como el gran artista Donald Judd (1928, Missouri-1994, Manhattan) encontró el lugar donde podía estampar con la técnica de golpe seco las líneas en unas nuevas serigrafías. El trazo, gracias a ese golpe, pasaba a ser sutilmente tridimensional al quedar solo marcado, desprovisto de color. Las obras tienen algunas líneas en rojo, negro y azul que van cambiando su disposición y crean una especie de hojas de un cuaderno ideal, fantástico e imaginado, con márgenes y renglones en composiciones siempre limpias, geométricas, claras y despejadas, tanto como cabe esperar en uno de los maestros del minimalismo de la segunda mitad del siglo XX en Estados Unidos.