
Las expectativas sociales vinculadas a la masculinidad hegemónica acaban pasando factura a la salud de los hombres más alineados con esas ideas. De hecho, según ha demostrado una investigación reciente, el arquetipo del machote —autosuficiente, fuerte, invulnerable y capaz de controlar sus emociones— puede poner en riesgo la salud cardiovascular de los hombres desde la adolescencia y la adultez temprana.