“Es posible que tengamos que considerar otras opciones”. Las inesperadas palabras del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, cayeron como un baldazo de agua fría en México y sembraron nuevas dudas en el camino a la revisión del TMEC, un tratado comercial crucial para el futuro económico de Norteamérica, prevista para 2026. La victoria de Donald Trump ya había encendido las alarmas ante los amagos de una embestida proteccionista y las amenazas de una guerra comercial, pero el Gobierno de Claudia Sheinbaum no contaba con que fuera Trudeau quien pusiera en duda la permanencia del país latinoamericano en el acuerdo.