Acceder a un fondo de inversión nunca ha sido tan fácil como ahora. Neobancos como Revolut, N26 o Myinvestor han afilado tanto el proceso de contratación que un chaval de 18 años puede suscribir un fondo desde su móvil en menos de 10 minutos. Pero no siempre fue así. Cuando Edward Leffler creó el primer fondo de inversión abierto y traspasable hace 100 años, en Boston, los procedimientos para llegar a invertir eran mucho más lentos, y apenas había protocolos y controles que garantizaran su buen funcionamiento. La creación de Leffler fue un invento revolucionario que cambiaría para siempre la forma en que el público general podía llegar a participar en la inversión en Bolsa y bonos, un territorio vedado hasta entonces para los no iniciados. Hoy en día, la industria de la inversión colectiva maneja casi 70 billones de euros y es uno de los actores más importantes en los mercados financieros de todo el mundo.