
La E de ESG, su componente ambiental, puede cuantificarse con tino en las emisiones de CO2. La G de Gobernanza, en las decisiones concretas que toma la cúpula de una compañía. Pero la S de Social refleja un concepto tan amplio y a veces difuso que es bastante más difícil de medir por consenso, con unos criterios asumidos por todos los actores, desde empresas y empleados a administraciones y organizaciones civiles.