Los combustibles fósiles, como el petróleo, el gas natural y el carbón, han copado durante décadas la matriz energética mundial. Su consumo es la principal causa del aumento de las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera. Ello ha provocado el aumento de las temperaturas a escala global, cuyas consecuencias las vemos día tras día en el aumento del nivel del mar, en el recrudecimiento de los eventos climáticos extremos y la pérdida de biodiversidad. Este año, las emisiones contaminantes alcanzarán los 41.600 millones de toneladas este año, según las proyecciones del Proyecto Global de Carbono, de las cuales 37.400 millones procederán de la quema de combustibles fósiles.